En Ciudad Juárez, una de las principales ciudades fronterizas de México, los trabajadores de la construcción están levantando rápidamente un refugio improvisado para acoger a los deportados que llegarán desde Estados Unidos. Con un estimado de 5 millones de mexicanos indocumentados viviendo en EE. UU., la perspectiva de un retorno masivo podría saturar rápidamente ciudades fronterizas como Juárez y Tijuana.
El gobierno mexicano, a través del programa “México te abraza”, prepara instalaciones para recibir a miles de deportados, mientras las autoridades locales intentan anticipar los desafíos económicos y sociales que traerá esta ola de repatriaciones.
Preparativos para la recepción de deportados
Este programa busca ofrecer apoyo integral a los deportados, proporcionando alimentos, atención médica y asistencia para regularizar su situación legal en México. Además, se les ofrecerá acceso a programas sociales y pensiones, un esfuerzo que representa un gasto significativo para el gobierno, especialmente en un contexto de recursos limitados.
Ciudad Juárez: Saturación de los recursos fronterizos
Ciudad Juárez, junto con otras ciudades fronterizas como Tijuana, enfrenta una presión creciente sobre sus recursos. José María García Lara, director del albergue Juventud 2000 en Tijuana, ha alertado sobre la falta de espacio y la escasez de recursos en los centros de atención para migrantes.
Los albergues están llegando al límite de su capacidad, lo que podría agravar la situación si el número de deportados y migrantes aumenta considerablemente. La demanda de alimentos, productos de higiene y atención médica ya supera las existencias disponibles en estas zonas.
Impacto de la política “Permanecer en México”
Una de las políticas más controversiales de la administración Trump, conocida como “Permanecer en México”, obligaba a los solicitantes de asilo a esperar en México mientras se resolvían sus casos.
Aunque México ha rechazado la implementación de esta política en la actualidad, el regreso de esta medida podría generar un flujo aún mayor de migrantes en condiciones precarias, lo que tendría un impacto económico negativo sobre las ciudades fronterizas y sus capacidades para ofrecer ayuda.
El desafío logístico de la reintegración
Las autoridades mexicanas han habilitado centros de atención como el de Tijuana, con 1,800 camas, y están desplegando recursos para asegurar que los deportados reciban atención básica. Sin embargo, si el número de deportados se incrementa, la infraestructura y los servicios disponibles podrían resultar insuficientes. Además, la reintegración laboral de los deportados será un reto, dado que muchos de ellos han vivido en Estados Unidos durante años y carecen de vínculos con sus comunidades de origen.
En resumen, la ola de deportaciones prevista representa un reto económico y social significativo para México, que deberá destinar recursos considerables para atender las necesidades de los deportados y evitar que las ciudades fronterizas se vean desbordadas.